Mis colegas los handymen

Continuando en la fría Birmingham, aunque hoy hace un día precioso (un poco de viento pero todo despejado y con sol), hoy me han despertado los dos handymen (solucionadores de problemas), que suelen venir a casa a arreglar los numerosos defectos y problemas que suele tener. Son una especie de Pepe Gotera y Otilio pero en versión inglesa. Uno, Roy, es igual que el más de los más hollygans ingleses, unos 40 años, rapado, regordete y con esas arrugas en la cabeza, parece que según te ve te va a pegar, pero, la verdad es que es, lo que mucha gente llamaría, un sol y yo no encuentro otra palabra... voz pausada, tranquilo, me habla despacito para que le entienda (aunque me cuesta mucho), si le abres la puerta te da las gracias, cuando se despide te dice que te cuides y cuando intenta solucionar los problemas de Internet (esta gente son como el señor Lobo de Pulp Fiction, lo hacen todo), se pone esas gafillas pequeñas que apenas le entran y que las deja caer para que le cuelguen, vamos, un fenómeno. Habría que verle por la noche borracho, pero por el día es un tipo genial. El otro, de cuyo nombre todavía no me he enterado, rondará la edad de jubilación, y es un cachondo, fumador empedernido, dientes amarillos, siempre se está "metiendo" conmigo y riéndose porque no me entero muy bien de lo que me cuenta, la última vez que le vi, hasta hoy, llegué a casa en pleno verano y estaba en el jardín fumando y fumando y contándo anéctodas a un nuevo aprendiz jovencito. Yo le pregunté, ¿Qué, un día duro? y él riéndose, me dice, no está mal para ser un viernes y me contó un par de chistes antes de irse (ese día no hizo nada el capullo, pero me alegró la tarde). Justo ahora Roy ha marchado y el señor mayor ha venido a la cocina y me ha dicho: "no te preocupes joven, todavía quedo yo y te solucionaré los problemas de humedad, el extractor del baño, lo de las tuberías y las mil cosas que fallan", yo me río y añade, "pareces cansado, ¿dura noche?" y continua riendo mientras se mete en la sala con un bote de pintura que ya le ha salpicado en la cara... No quiero ni ver como me deja la pobre salita, han tardado dos o tres meses en venir a arreglar el problema de la humedad, a ver si lo solucionan porque llevamos arrastrándolo ya un año... pero aunque no lo arreglen estos dos solucionadores de cosas un tanto peculiares y que realmente no las suelen solucionar, me están alegrando la mañana, les voy a invitar a un cafecito, aunque seguro que alguno, se me pone fino y me pide un té...